Hace unos años a mi edad de los 18, fui intervenida de las amígdalas.
En el tramo nasofaríngeo, al fondo del paladar, se ubican estas
formaciones de tejido linfático que cumplen una función inmunológica al
producir inmunoglobulinas. Sin embargo, muchas veces las infecciones se dan en
las propias amígdalas, lo que hace que éstas se inflamen, enrojezcan y duelan y
se forme un cuadro de amigdalitis. Se da justamente como una reacción frente a
gérmenes patógenos, pero también pueden inflamarse por causas inmunológicas y
otras de origen desconocido.
Dicha cirugía se llama amigdalectomía y consiste en la extirpación de
estas, por presentar amigdalitis crónica.
Siendo
los riesgos de cualquier anestesia: reacciones a los medicamentos y problemas
respiratorios y de cualquier cirugía: sangrado e infección.
Ya había sido avisada que el postquirúrgico
de la cirugía no era igual para la edad pediátrica que para el “adulto”, aunque
nunca entendí porqué y a qué se debía.
En
teoría el adulto tiene creado por completo su sistema inmune, por lo que posee
más protección ante agentes extraños, procedimientos, cirugías por las que
intervenirle que a un niño.
Tras
mi experiencia y posteriores de gente conocida que había sido intervenida por
lo mismo, había obtenido el mismo resultado que el mío, un postquirúrgico de lo
más fatídico.
Ahora
ha venido a mí esta incertidumbre debido al ingreso de Miguel de 17 años de
edad, con la misma sintomatología posterior a la cirugía que padecí yo.
Y
tras realizarme preguntas sobre la verdadera eficacia de la cirugía en el
adulto, la respuesta la encontré en:
Cada uno de los eventos de amigdalitis se
puede solucionar con fármacos, pero a veces hay que recurrir a su extracción,
que se hace habitualmente en niños de entre dos y siete años, etapa en la que
se produce el mayor desarrollo de tejido amigdaliano y de su actividad
inmunológica. Luego, la frecuencia de amigdalitis va decayendo con la edad,
hasta hacerse infrecuente en la adultez. Esta "normalidad" de la
infancia, se hace anecdótica en los adultos, que en casos graves deben someterse
a la cirugía, a pesar de tener el tejido linfático más desarrollado y de
responder con mayor rapidez a las infecciones.
Los episodios de amigdalitis crónica en
adultos son mal tolerados, evolucionan con fiebre, compromiso del estado
general y mucho dolor, lo que significa un problema en su calidad de vida si
estos cuadros se repiten con frecuencia. Por eso, se decide sacar las
amígdalas.
A diferencia de los niños, la cirugía es
más difícil de efectuar en adultos porque puede presentar más sangramiento y dolor
postoperatorio. Pero si el paciente es operado en la mañana y no se presentan
hemorragias, debería ser dado de alta esa misma tarde y tendrá que seguir un
tratamiento de antibióticos y analgésicos para el dolor.
Aproximadamente, a los siete días de
realizada la cirugía, se desprende del paladar una escara que cubre la zona
intervenida, lo que podría producir un poco de sangramiento, pero después de
una semana más, el sector debería haber cicatrizado completamente.
Otra molestia postoperatoria puede ser el
dolor al tragar (que puede irradiarse al oído) y, para evitarlo, se recomienda
no ingerir alimentos que raspen la garganta (galletas, por ejemplo) y seguir
una dieta blanda fría hasta el tercer día (como papillas, helados, jaleas y
yogures), continuar con comidas blandas tibias (sopas, tallarines, pan blando)
y al décimo día, volver a la dieta normal. Además, hay que hacer reposo
relativo (sin actividad física) por dos semanas y no realizar higiene dental en
la parte posterior de la boca.
¿Se
sacan completamente las amígdalas? De no ser así, ¿puede volver a haber
amigdalitis?
Si llegan a quedar residuos del tejido amigdaliano (lo que no es infrecuente), normalmente no significa ningún problema, pero en algunos pacientes estos restos de tejido se infectan dando cuadros parecidos a una amigdalitis.
Si llegan a quedar residuos del tejido amigdaliano (lo que no es infrecuente), normalmente no significa ningún problema, pero en algunos pacientes estos restos de tejido se infectan dando cuadros parecidos a una amigdalitis.
La extirpación de las amígdalas no significa un menoscabo de la función protectora que ellas tienen, ya que ésta es reemplazada por todo el tejido linfático existente en la mucosa faríngea.
Ya que de forma general está cirugía se
tolera peor en el adulto, ¿Hay nuevas técnicas o diferentes a las
de los niños para extirpar las amígdalas?
Existen técnicas diversas y novedosas para efectuar una amigdalectomía, como láser y radiofrecuencia, entre otras, pero la técnica clásica -que consiste en la extirpación completa del tejido amigdaliano- es tan simple y segura que en definitiva es la que usan la mayoría de los cirujanos.
Existen técnicas diversas y novedosas para efectuar una amigdalectomía, como láser y radiofrecuencia, entre otras, pero la técnica clásica -que consiste en la extirpación completa del tejido amigdaliano- es tan simple y segura que en definitiva es la que usan la mayoría de los cirujanos.
Si
me hubiesen preguntado tan solo días atrás si recomendaría en pacientes adultos
dicha intervención, mi respuesta sería la desaprobación pero tras leer diversos
artículos y referencias que muestran su eficacia he de decir que mi idea ha
cambiado.
Alho
OP, Koivunen P, Luotonen J y colaboradores. Tonsillectomy versus Watchful
Waiting in Recurrent Streptococcal Pharyngitis in Adults: Randomised Controlled
Trial. BMJ: 2007. 334(7600):939-941.
Curiosa y exclusiva reflexión sobre la amigdalectomia. Yo la sufrí en mis carnes a la edad de dos o tres años y aunque parezca mentira, todavia recuerdo aquella sábana con la que me inmovilizaron envolviéndome cual canelón, aquel abrebocas, y aquel otorrino que sin anestesia ni sedación, me las cortó de raiz. Uffff, que mal trago nunca mejor dicho. Menos mal que la medicina ha avanzado que si no...
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