sábado, 12 de enero de 2013

Acercándome al paciente...


Quiero hilar, encauzar y sobretodo centrar el contexto en el que me encuentro, ya que resultará necesario para poder ubicarme y así realizar un mejor registro de las reflexiones que iré realizando en el día a día, o como bien dice el título de mi anterior entrada: “En este nuevo comienzo”.

Ahora mi sitúo en la urgencia, como bien comenté el día anterior, y ésta se divide en niveles, clasificados en función de prioridad en cuanto a la gravedad de los pacientes.

No hay una enfermera fija en cada turno ni en cada nivel, sino que rotan según plantilla, para lograr en cierta forma una igualdad en cuanto a la carga de trabajo entre todas ellas, y junto a ella, un auxiliar por control.

La distribución y organización del turno, comienza como en cualquier espacio hospitalario, es decir, con la toma de constantes y continua evaluación, seguido de la administración de la medicación pautada y escrita por el médico.
A lo largo de la mañana estos pacientes son valorados por el médico correspondiente para observar su evolución.
En ciertos momentos de la espera del médico por dar unos resultados u ofrecer algún dato a algún paciente, estos aguardan esa situación con cierta ansiedad y nerviosismo, estando únicamente en ese mismo espacio la enfermera, que por falta de información y datos no puede aportar ninguna referencia, diferente a la que sabe.
¿Cómo poder reducir esa ansiedad o angustia que surge? Hablando, charlando con ellos y preguntando lo que les atormenta, de hecho es una de las grandes causas que creo que influyen en gran mediad en la estabilidad del paciente, y con ello, en la mejora o empeoramiento de este.

El planteamiento de cambiar las enfermeras cada día de control en la unidad, veo que puede tener sus lados positivos y negativos.
Observar diferentes formas de trabajar, de cuidar y tratar, así mismo como de pensar, creo que me va enriqueciendo poco a poco adquiriendo información desde distintos puntos de vista, que aunque a veces se contradicen, intento buscar ese equilibrio entre ellas o incluso averiguar la certera.
En cambio, en contra oposición, se encuentra la situación de no lograr hacerme a alguien de forma total, acoplarme a esa persona y poder tener un seguimiento continuo, que de todas formas, creo y considero que esto siempre va a ser un aspecto más positivo en este desarrollo enfermero.

Aunque sí voy viendo una posibilidad de acercamiento al paciente, veo ésta reducida, es decir, diferente a una hospitalización y mucho más aún, distinta a una atención a nivel ambulatorio, pero que aun con eso, se puede hallar.
De nuevo hoy, se encontraba en uno de los sillones Ana María, acudiendo por el mismo motivo que el día anterior, vómitos y nauseas con diagnóstico médico de GEA.
Estaba nerviosa, agitada y algo atormentada, y puesto que el día anterior me había planteado que no llegué a abarcar al paciente en su conjunto, me acerqué a preguntarla.
Hablando con ella, me citó sin parar de rumiar y llorar: ¡pero que mala suerte! Salí anoche del hospital y hoy de nuevo aquí, ¿por qué será? ¿Por qué me pasará esto a mí?
Intenté razonar con ella, hacerla entender que no todo lo malo era eso, pero que al fin y al cabo para eso estaba en el hospital, para que se curase, y tras charlar, y obtener algo de comprensión, fue disminuyendo esa angustia que sentía poco a poco.

Con esta entrada quiero centrarme en la inquietud e intranquilidad que produce una situación desconocida y ajena a uno mismo...

1 comentario:

  1. Muy bien Elena. Percibes la distribución del trabajo en Enfermeria con aspectos positivos y negativos. Crees que habria una forma ideal de distribuir a los enfermeros?? Se parece ésta a alguna que hayas vivido en otros hospitales??
    En cuanto a la ansiedad de los pacientes, parece que se te presento un situación a la cual perdiste el miedo, te enfrentaste a ella y la supiste resolver, aunque no te autoevaluaste. Lo hiciste bien?? Lo hiciste mal??. Qué cosas cambiarás para la próxima?? etc. etc

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