Quiero hilar, encauzar y sobretodo
centrar el contexto en el que me encuentro, ya que resultará necesario para
poder ubicarme y así realizar un mejor registro de las reflexiones que iré
realizando en el día a día, o como bien dice el título de mi anterior entrada:
“En este nuevo comienzo”.
Ahora mi sitúo en la urgencia, como
bien comenté el día anterior, y ésta se divide en niveles, clasificados en
función de prioridad en cuanto a la gravedad de los pacientes.
No hay una enfermera fija en cada
turno ni en cada nivel, sino que rotan según plantilla, para lograr en cierta
forma una igualdad en cuanto a la carga de trabajo entre todas ellas, y junto a
ella, un auxiliar por control.
La distribución y organización del
turno, comienza como en cualquier espacio hospitalario, es decir, con la toma
de constantes y continua evaluación, seguido de la administración de la
medicación pautada y escrita por el médico.
A lo largo de la mañana estos
pacientes son valorados por el médico correspondiente para observar su
evolución.
En ciertos momentos de la espera
del médico por dar unos resultados u ofrecer algún dato a algún paciente, estos
aguardan esa situación con cierta ansiedad y nerviosismo, estando únicamente en
ese mismo espacio la enfermera, que por falta de información y datos no puede
aportar ninguna referencia, diferente a la que sabe.
¿Cómo poder reducir esa ansiedad o
angustia que surge? Hablando, charlando con ellos y preguntando lo que les
atormenta, de hecho es una de las grandes causas que creo que influyen en gran
mediad en la estabilidad del paciente, y con ello, en la mejora o empeoramiento
de este.
El planteamiento de cambiar las
enfermeras cada día de control en la unidad, veo que puede tener sus lados
positivos y negativos.
Observar diferentes formas de
trabajar, de cuidar y tratar, así mismo como de pensar, creo que me va
enriqueciendo poco a poco adquiriendo información desde distintos puntos de
vista, que aunque a veces se contradicen, intento buscar ese equilibrio entre
ellas o incluso averiguar la certera.
En cambio, en contra oposición, se
encuentra la situación de no lograr hacerme a alguien de forma total, acoplarme
a esa persona y poder tener un seguimiento continuo, que de todas formas, creo
y considero que esto siempre va a ser un aspecto más positivo en este
desarrollo enfermero.
Aunque sí voy viendo una
posibilidad de acercamiento al paciente, veo ésta reducida, es decir, diferente
a una hospitalización y mucho más aún, distinta a una atención a nivel
ambulatorio, pero que aun con eso, se puede hallar.
De nuevo hoy, se encontraba en uno
de los sillones Ana María, acudiendo por el mismo motivo que el día anterior,
vómitos y nauseas con diagnóstico médico de GEA.
Estaba nerviosa, agitada y algo
atormentada, y puesto que el día anterior me había planteado que no llegué a
abarcar al paciente en su conjunto, me acerqué a preguntarla.
Hablando con ella, me citó sin
parar de rumiar y llorar: ¡pero que mala suerte! Salí anoche del hospital y hoy
de nuevo aquí, ¿por qué será? ¿Por qué me pasará esto a mí?
Intenté razonar con ella, hacerla
entender que no todo lo malo era eso, pero que al fin y al cabo para eso estaba
en el hospital, para que se curase, y tras charlar, y obtener algo de comprensión,
fue disminuyendo esa angustia que sentía poco a poco.
Con esta entrada quiero centrarme en la inquietud e intranquilidad que produce una situación desconocida y ajena a uno mismo...
Muy bien Elena. Percibes la distribución del trabajo en Enfermeria con aspectos positivos y negativos. Crees que habria una forma ideal de distribuir a los enfermeros?? Se parece ésta a alguna que hayas vivido en otros hospitales??
ResponderEliminarEn cuanto a la ansiedad de los pacientes, parece que se te presento un situación a la cual perdiste el miedo, te enfrentaste a ella y la supiste resolver, aunque no te autoevaluaste. Lo hiciste bien?? Lo hiciste mal??. Qué cosas cambiarás para la próxima?? etc. etc