Hoy resultó un día fatídico.
Para poder comenzar a describirlo, empezaré describiendo que mi
ubicación se encontraba en el nivel 0-triage.
El Triage es un proceso con el que se
selecciona a las personas a partir de su necesidad de recibir tratamiento
médico inmediato cuando los recursos disponibles son limitados.
El sistema de Triage divide los estados de
gravedad en varias categorías, incluyendo desde estados críticos a situaciones
menos urgentes.
Y la aplicación de
esta priorización es responsabilidad del equipo de enfermería del Servicio de
Urgencia. Así, cuando un paciente ingresa es recibido por una enfermera o
enfermero, quien controla signos vitales y aplica un cuestionario que apunta
para determinar el grado de urgencia.
Con la urgencia colapsada de pacientes, sin
parar por un momento de llegar y con periodos de tiempo de retraso, ha “provocado”
una “peor” calidad de nuestro cuidado de enfermería hacia el paciente.
El cuestionario realizado hacia los
pacientes era escueto, limitado, debido al tiempo y al retraso no daba opción a
indagar más, pero sabiendo los datos básicos de estos hemos procedido a la
ubicación de todos ellos, sin tener ningún problema en la distribución de los
pacientes días atrás.
En cambio hoy, en más de una ocasión esta
decisión ha sido del desagrado de los médicos, mandándoles estos a otros
niveles o incluso de retroceso para nueva valoración.
¿Qué ha ocasionado esto?
De forma primaria, debido a la falta de
calidad del trabajo que estábamos realizando como consecuencia de la limitación
de tiempo y el exceso de gente, me he sentido incómoda, consciente de la
calidad que se estaba dando, pero en la que estaba contribuyendo, esto hacía
que me desorganizase más y no estar conforme con lo que se estaba dando,
encontrándome mal de forma personal.
Los pacientes con inseguridad y
desconcierto, por los cambios continuos de los médicos, pasándose pacientes de
unos a otros, de ellos a nosotros.
Y en general, el personal sanitario (enfermeros
y médicos) de los niveles, desconforme, fuera a parte del exceso de trabajo,
por la disconformidad de tratar a algunos pacientes.
¿Por qué se ha dado esto? ¿Exceso de
trabajo y menos personal? ¿Descoordinación nuestra?
De verdad que he querido ponerme a pensar y
reflexionar de forma objetiva, y pudiera haber encontrado justificación a todo
ello.
Hay una parte de los pacientes que acuden a
la urgencia por una sintomatología ambulatoria, con ello quiero decir, tos, constipado,
cuadros febriles, gente que acude de forma rutinaria, causas que pudieran
tratarse en el médico de salud de sus respectivos centros de salud, y en el último
caso, en ningún sitio. ¿A qué da lugar a esto?
Ha atender a gente que su evaluación no es
urgente, dándose un aumento de pacientes de forma innecesaria, que de forma
directa afecta al tiempo de retraso.
Y con esto me planteo, ¿por qué no hay un
filtro? Es decir, alguien que decida o valore a este tipo de pacientes de
alguna forma, para redireccionarles a sus respectivos médicos de atención
primaria. De esta forma, frenar un posible colapso de la urgencia, que en gran
cantidad de ocasiones, al provocar un retraso del tiempo, puede llegar a causar
el agravamiento de otros pacientes en el transcurso de ser atendidos.
¿Hay alguna respuesta a esto?
No he logrado encontrar ninguna fuente
bibliográfica ni datos acerca de este asunto, pero según pregunté, me dijeron
que en cierta forma, antes sí había un “filtro” que hacia este procedimiento,
pero como consecuencia de alguna posible valoración “errónea” por parte de éste,
en la actualidad no se arriesgan a que esto vuelva a darse.
Entonces, ante eso, si no se puede
controlar, ¿cómo poder abarcar lo sucedido sin que se vuelva a dar? ¿Más
personal para trabajar? ¿Cómo? Son respuestas a las que no me he podido dar
ninguna explicación, puesto que a pesar de haberlas, no se van a producir.
Y por último y referente a la descoordinación
en cierta forma del personal médico y disconfort con nuestra ubicación de
ciertos pacientes, ¿cómo controlar esto? Es decir, ello afecta principalmente
al paciente, proporcionándole una inseguridad y un mayor aumento de la ansiedad
de base generada ya por un hospital.
Supongo que a este último punto me respondo
con una de mis entradas del blog “El equipo multicisplinario”, del cual todos
debemos formar parte.
Y a través del cual, mejorar esta práctica.
Aunque he de plasmar, que a pesar de la
vivencia del día de hoy, de toda experiencia “negativa” siempre se puede sacar
su lado positivo.
Gracias a ello, me he dado cuenta de que la
posibilidad de error está al límite, es decir, en continuo roce con nuestra práctica
diaria.
Me he dado cuenta, que hoy por hoy, ahora,
no me quedo conforme siendo consciente de un “mal cuidado” o no por lo menos de
ofrecerlo yo.
Necesito abarcar al paciente en su
totalidad dentro de lo posible, saber qué le pasa, qué le ocurre y
proporcionarle una completa predisposición.
Paremos el tiempo, y pongámonos esas gafas
que nos hacen ver mejor, con más claridad y vislumbrando el detalle, porque ellos
hoy son pacientes, pero mañana igual lo somos nosotros.
Una de las
grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo.
(Gilbert Keith Chesterton)
(Gilbert Keith Chesterton)
Uffff, dificil solución al conflicto que has planteado, mas bien, a la realidad que has plasmado en palabras. Es el pan nuestro de cada dia en los servicios de urgencias, y bien creo, que a dia de hoy, nadie ha encontrado una solución eficaza. Efectivamente, identificas el tratamiento de patologias ambulatorias como una de las causas de la sobresaturación del servicio. Sin duda, y crees que mas personal solucionaria el problema....??? Puede que si, aunque tambien podria haber un efecto rebote con mas afluencia de patologias "menores" por la rapidez y eficiencia de la atención, no crees??
ResponderEliminarLo que si deduzco es que la saturación a la que se ve sometida Enfermeria, no la permite ni tiempo para diseñar estrategias inmediatas de resolución de conflictos.
Animo, y dale a la imaginación. ¿que podria hacerse?? Es un buen tema para un trabajo de investigación...